sábado, diciembre 22, 2007

Una eterna y dulce guerra

Finalmente se rindieron. Para qué continuar buscando un amor perfecto que nunca llegaría. Aprendieron que la perfección puede ser un conjunto de impefecciones que hacen de un ser humano lo más querido y deseado por otra persona.
Porque enamorarse es eso: llegar a adorar a otro ser con sus más profundos males. Es un poco como un ida y vuelta: uno cede terreno en un momento y al siguiente es el otro es que pierde... o se deja ganar. Uno se enamora de todas las cosas hermosas y no tanto de una persona y, si tiene la suerte de ser correspondido, ese otro lo adora a su vez.
Amar es lo mas hermoso de la vida, con todo lo que implica. A veces uno saca sus mejores armas para conseguir lo que busca, pero al instante se repliega porque descubre que no son necesarios enfrentamiento tan fuertes, batallas tan feroces que pueden terminar con esa eterna y dulce guerra.
Se cede y se está felíz por haberlo hecho. Se gana y se está alegre por ser apoyado por la otra persona.
Y lo que mejor hace es saber que son dos seres llenos de imperfecciones, adorándose por... y a no a pesar de ellas.