sábado, noviembre 17, 2007

No sé... por eso pregunto

“Soy periodista porque no sé, por eso pregunto”
Jorge Lanata

Estudio para conocer.
Para saber.
Para tener poder… o para poder, simplemente….
Siempre me fascinaron esas personas que aparentan saberlo todo… a las que escucho en radio y tele y me dicen el porqué de cada situación… los que analizan por mí la realidad… y buscan, de esa forma, que esté un poco más atenta… un poco más despierta…
Por lo menos, creo, algunos lo hacen.
Es decir, algunos quieren que esté un poco más atenta.
Otros no…
Siempre pensé que quería ser periodista para saberlo todo.
Hoy, mientras leo… descubro una frase que me señala lo contrario. Y siento que es así.
“Soy periodista porque no sé, por eso pregunto”, dice Lanata… y es verdad.
Mi cabeza ha cambiado muchísimo en tres años de universidad. En este juego en el que estoy inmersa soy omnipotente y mediocre a la vez. Pero aprendo todos los días, me conozco todos los días.
Descubro que no soy la primera en pensar muchas cosas. Que las formas de cambiar al mundo que pienso en mis noches de insomnio fueron pensadas siglos antes. Y de pronto, no me siento tan sola. Me veo reflejada en autores, en libros, en personajes, en canciones… en mis amigos.
Y de pronto, me leo, como tantas otras veces, en la obra de alguien más. Y comprendo algo nuevo: no sé, por eso pregunto.
Entonces cambio, nuevamente… busco saberlo todo, por eso pregunto. Pero no desde el saber… sino desde el no saber.
No sé… por eso pregunto.
Entonces veo que estudiar me ha enseñado a aspirar a la humildad. Me ha hecho comprender que hay cosas que es mejor hacerlas en grupo. Que encontrar un grupo de personas en quien confiar es lo mejor que una carrera te puede dar. Y que, en el fondo, no importa tanto qué tienen para decirme Martín Barbero y Pierre Bourdie. Lo que necesito rescatar son las otras cosas. La confianza, la amistad, la verdad.
Ser directa siempre.
Confiar.
Creer, en ustedes.
Creer en mí.
Que por primera vez no importe de dónde vengo ni cómo pienso, sólo cómo trabajo.
Y aprendí a admitir que no sé.
Y a preguntar siempre… precisamente porque no sé.