“La ventana se abrió,
los ruidos llegaron desde lejos.
Claro, de lejos, si todo estaba
lejos de ellos”
L.D.P. 13/06/08
Y comenzar a comprender la frágil inseguridad que oculta tanta decisión avasalladora…
Te han herido tan profundamente y tantas veces antes que no le permitirás acercarse… muy adentro sabés que él también te lastimará, cuando la primera oportunidad tentadora le guiñe un ojo pidiéndole brincar de una vez a la cama con ella.
Tantas veces se creyó victima.
Tantas veces te observó impenetrable e imponente frente a él. Y se tragó sin chistar los lineamientos rígidos de tu postura.
Ahora observa impasible. Por dentro ríe… lentamente comprende.
Tantas veces te has quitado la ropa con sumisa facilidad frente a él. Siempre demostrando esa seguridad repugnante… como si supieras que cuanta más piel le permitas ver, menos de tu alma será capaz alcanzar.
Y ese momento sublime en el que, caminando ligera a través de la ciudad, sepas… sientas adentro tuyo, que el mundo entero te responde.
Tras lo cual comprenderás que tamaño poder conlleva, irremediablemente, la voluntad y la potestad de perderlo todo. Todo, en tan sólo un abrir y cerrar de ese hermoso par de almendras que iluminan cada paso tanto ilusorio como real que te propones dar.
Y lo miras, las dos palabras brotan de tus labios sin siquiera pedirte permiso a vos misma.
Buscas la reacción, porque la conoces de ante mano… vilmente disfrutas provocándolo, rozando el abuso.
Una vez más, te guías por tu máxima irrevocable de la sinceridad brutal… esperando que alguna vez vean que fino que es ese arte que tan perfectamente has desarrollado… aquel en el cual te ocultas mostrándote como nadie.