jueves, enero 31, 2008

Crónica de un engaño frustrado

No mintió.

Se dejó desnudar por la mente del otro. Ese otro que no era parte de ella, pero… sí.
Permitió que la conociera más que cualquier persona sin sentirla verdaderamente.
Accedió… deseó que la deseara.
Luego, se dejó desnudar por sus manos, concretar el deseo.
Le consintió sentir su placer, afirmarse en ella.
Pero él no pudo. Entre el goce y la euforia, sus provocaciones constantes buscando eso que finalmente alcanzaría… no pudo.
Perseguido como se sentía no podía ser quién decía. No esta vez.
Ella, en cambio, conjugaba al fin esa parte de su vida que aún era un ideal, con la realidad.

Saciado de ante mano, pero comenzando a comprender, se marchó resentido consigo mismo.

Resentida e insaciada, pero conforme con lo acaecido, se sintió completa… como nunca antes.