Atención: el siguiente post puede perturbar mentes jóvenes, idealistas, vírgenes y/o enamoradas. Se sugiere abstenerse de su lectura a todos aquellos que deseen conservar la esperanza.
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I. Vive sola y, créeme, jamás vas a conocer su casa. Te va a hablar de sus gatos y sus libros. Te va a tentar con los vestidos diminutos y los regalos caros. Te va a seducir con perfumes sutiles, miradas soslayadas y mensajitos a toda hora. Te va a calentar porque siempre va a saber dónde y cómo tocarte, cuándo besarte y por qué se sirve helado con el postre.
II. Va a hablarte, mucho y con las mejores palabras. Aprendió de los mejores edulcorantes de oídos, de los cuales vos desearías ser aprendiz.
III. Tiene el celular siempre en silencio/vibrador, siempre en la cartera, y la cartera siempre sobre su falda.
IV. Si sabe, como vos no sabés, entonces ciertos teléfonos no están agendados, o lo están bajo seudónimos como Mariana o 2020 (no sabés, amor, una vez mandé un mensaje al 2020 y ahora me llegan cosas a la madrugada del estilo: “te voy a dar besos hasta que me pidas que pare, nos vemos el sábado”, es in-so-por-ta-ble. Por eso apago el celu de noche…).
V. Si sabe, y ella sabe, conoce a la perfección a quién corresponde cada sucesión de tres dígitos al final de un remitente. Y si le importa, y suele importarle pues este realmente es su estilo de vida, te conoce el verbo de sobra, cariño.
VI. Ya aprendió, con la rapidez del superviviente, que la llamás “bebé”, “bichito”, “muñeca” o “reina”, y recuerda con la misma facilidad que es adjetivada “hermosa”, “bonita”, y “negra” por el conductor del programa de tv local que la lleva al cine las tardes que no se encuentra con vos. Aun cuando escriba y reciba desde otro número, porque también suele quedarse sin crédito, sabe perfectamente quién responde qué y cómo. Gajes del oficio.
VII. Apaga el celular cuando duerme a tu lado… Mejor dicho: apaga el celular siempre que duerme con alguien.
VIII. Jamás te dirá que te quiere, mucho menos que te ama. Eso sí, te cuenta todo: que comió un asado riquísimo (que hizo Javier), que fue con Olguita y Martin (a lo de Javier), que luego fue al cine y me encantó la película, divino Johnny Depp, y divino vos (aunque no te pareces en nada), comí pochoclos (entre los besos de Javier), cuánto te salió, no sé, silencio, qué pensás, en que quiero ir al cine con vos, ja, claro, aprendé primero, después vamos.
Si este amor fuera como en los tiempos del cólera, iría yo por mi lado, tú por el tuyo, miramos la misma película, pero no nos sentamos juntos. ¿Te la bancas?
…
Eso creí. ¿Sabes por qué?
…
Porque esto no es amor, mi vida.
IX. Va a invitarte a cenar a tu casa. Te va a cocinar, te va a enredar y desenredar con la misma rapidez. Luego, va a acompañarte del brazo hasta tu puerta, te besará y se irá dejándote pensando en todo lo que ninguna mujer antes había logrado que pienses.
X. Siempre tendrá el poder, cuanto antes lo sepas, mejor para vos.
El día debía llegar en el que la perfecta mentirosa, indignada y despechada, gritara a los cuatro vientos los secretos de tan milenario arte, luego de darse cuenta de que el mentiroso es, irremediablemente, imperfecto.