lunes, febrero 16, 2009

A falta de un buen título no puse nada, acepto sugerencias...
Este es un quasi plagio a Julio Cortázar... él entenderá el intento de homenaje que implican estas líneas...
Es una adicción y su correspondiente abstinencia.
Salvo por el hecho de que ésta en particular no estaba haciéndote mal. Si, claro, te llevó a través de un vicio o dos, te enseñó placeres que nunca habrías perseguido, guiñó un ojo para que fueras conciente de que el lujo es vulgaridad y si sabes eso, conquistarte es aún más simple.
Pero, cómo haces ahora.
Sencilla fórmula la de sonreír y decir que todo está bien, pues todo está bien. Después de todo nos queremos pero no nos amamos, o por lo menos yo a vos no y vos siempre lo supiste y por eso las cosas son como son, y fueron como fueron.
Yo te cuidé lo más que pude, y te pedí, como siempre, la misma cortesía.
Y no, Ludmilla, querido personaje extraído de una mezcla de obras, no dejes ahora que caiga una lágrima por mi.
Después de todo la decisión fue tuya, todas las decisiones han sido tuyas.
Viste que era muy fácil decir que sí, que no, que no importaba, que uno de los dos valía más, y es que vale más, nada cambió de lo que hablamos, sólo el contexto; porque, te digo, Ludlud, mi ricotera irremediable, te dije que es fácil decirnos ahora y aquí que somos mucho pero no somos nada para el otro, lo difícil va a ser ahora dentro de tres días, cuando levantes de nuevo ese libro que te apasiona y que te nombra interminablemente con multitud incontable de otros nombres y no puedas escribirme para que, con toda esa aceleración que te ataca cuando algo te gusta, me cuentes que sí, que otra vez este Julio te conocía sin que hubieras nacido y que por qué soy yo y no él… y que probablemente habrías sido otra y no Ludmilla, como ahora yo no soy Ludmilla para vos, ni tampoco vos para mi.
Y es que, tal vez, después de tanta cara de pared fría y superada, Julio te haya agarrado con la guardia baja y veas que llorás porque tenes que llorar, pero que eso no cambia las cosas, yo no te dejaría cambiarlas, vos no te dejarías cambiarlas.
Dijiste adiós y sabías que era de los fuertes, de esos aún más terribles pues tienen vuelta atrás, de esos que son adiós, pero hasta luego, y tal vez me busques una noche dentro de veinte días para que te diga al oído lo hermosa que estás mientras hacemos el amor, y te hará sentir culpable y otra vez será el planteo de por qué haces lo que haces, como si el refugio de placer que nos brindamos no fuera suficiente como excusa para el mundo.
Tantas personas, Ludlud, no tienen lo que vos y yo, tantas desearían tenerlo.
Te habrás estado enamorando y por eso te duele… pero veías que yo no y por eso decidiste, y al decírmelo habrá cobrado fuerza pues yo te habré dicho las cosas que nunca te dije porque pensé que estaban claras, pero qué puede estar claro cuando se te dibuja esa sonrisa al mirarme, cuando abro los ojos a la madrugada y estás mirándome, cuando leo lo que escribís y sé que pensás cada palabra y cada palabra me grita que sí, que te estabas enamorando de mi y tenías que ponerle un alto antes de que te hicieras mierda sola, solita en tu cabeza mientras te seguía diciendo lo hermosa que sos mientras lees, y cuántas personas, Lud, querrían lo que nosotros tenemos.
O, a lo mejor, mi eterna discutidora de temas en los que estamos de acuerdo pero qué aburrido estar de acuerdo, tal vez no sea así y el mío sea sólo un disfraz… mis ganas de que puedas llevar adelante tu vida como quieras sin estas ataduras que débil pero insistentemente comenzaba a ceñir sobre tu cuerpo, especialmente a la altura de tus senos y tu cadera; ataduras que aprietan lo suficiente para que no me olvides mientras te besas contra algún paredón en plena caída de la nieve de tus inviernos sureños con él, porque precisamente mis ataduras quieren darte la libertad suficiente –porque te dije, te dije al conocernos que veía que eras un alma libre y yo no sería el responsable de esclavizarte, aunque nadie debería serlo, pero yo, al menos yo, no lo sería- como para que puedas volar con tus brazos, tu mente, caminar con tus pies… y siempre retornar a mi.
Mis ganas de que no te duela el proceso, la transición y de que puedas continuar, pero sin que lo sepas, pues si lo hicieras te costaría luchar contra el dolor y el deseo de ambos… entendé Ludlud así no necesitas luchar contra nuestros fantasmas….
Con los tuyos tenes de sobra.

2 comentarios:

  1. Querida lud lo que pasa es que nos metimos en un cuento/novela de julito, y eso es mágico y confuso, pero por sobretodo mágico.
    como te dije al recibir el primer boceto, me gustaria ir leyendo juntos oración por oración, pero siempre solemos gastar mejor el tiempo.

    muitos besos

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  2. "una adicción y su correspondiente abstinencia"

    y las decisiones y los deseos y las necesidades y lo que se tiene

    pareciera que ahora, después de leer, se van haciendo formas en mi mente

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