jueves, abril 07, 2011

Marelle

¿Jugamos? Dale, juguemos.

Busca una piedrita. ¿Encontraste alguna? Fijate ahí, al lado del banco de nuestro primer beso, afuera del Español, donde comimos esa ensalada riquísima de endivias, peras, roquefort y nuez. Allí donde nos reciben con champagne, y me dicen señorita y me preguntan si deseo postre.

Pero…la vereda del Español no tiene piedritas, Alu, no, claro que no.

Busquemos en otro lugar, pues.

¿París tiene piedritas?, no me importa si tengo que sumergirme en el Sena, no me importa si aparece mujer ahogada, tenía los bolsillos llenos de piedritas, no me importa. París je t´aime siempre será principio y final. Mi Cielo y mi Tierra.

¿Está muy lejos París? Quizás para ti, cariño (con el énfasis en la i, voz de superada, sonrisa quasi dulce). A mi me queda detrás de un cerrar los ojos, justo a la vuelta del recuerdo de alguna fiesta feliz en familia (¿en qué?); junto a la voz de Iván cantando alguna de sus canciones, o de los ojos de Facundo cada vez que me ve entrar, tan niño queriendo ser tan hombre, o mejor dicho, viceversa.

Pero no para vos. Y bueno, París te queda lejos, entonces.

Perfecto, busquemos en otro lugar. ¿Qué tal las piedritas de Chascomús? No, te juro que no jugué ahí. Sí, estuve. Sí, fue lindo. No, no jugué. Quizás fui feliz. Maldición, es casi como si hubiera sido más feliz porque no dejas de preguntar boludeces. Sopapo viene.

D´accord. Busca la piedrita, mi sol, la piedrita, y juguemos, pero mejor. Juguemos bien, sin reproches pero con saltos, juguemos limpio.

Las piedritas desaparecen en cuanto me decís que no da vivir flotando en una nube de fantasía total, cuando querés que crea que 1 + 1 puede dar tres, y que vos querés el tres conmigo. Pero si no podemos ser ni uno fuerte y vos ya pensas en tres, bobo mío.

Ya sé pero ya te dije un millón de veces que así no. La verdad no entiendo. Yo acá, queriendo encontrar nuestras piedritas, cuando realmente…

No puede ser que quieras rayuela conmigo si nunca me viste jugar. Sí, tal vez sepas que amo el Cielo, pocas veces toco la Tierra (ni siquiera para empezar), y que mi número es siempre el 6 (o el 9, porque es igual pero al revés, y visto desde el Cielo con más razón, viste). Pero en definitiva, en cuanto descubras que no quiero bajarme de los sueños, que me gusta creer en los príncipes azules, para después volverlos grises (así son más reales), que quiero uno más uno, pero jamás dos, y mucho menos tres (o por lo menos no con vos, sólo porque vos no conmigo, por mucho que te guste repetir lo contrario).

Entonces, cuando me conozcas, verás que querer aprender a saltar en la rayuela antes de caminar en la vida fue nuestro más gravísimo error.

7 comentarios:

  1. tierra
    3 salir al mundo
    4-5 compartir tal vez
    6 leer (digo, empezar a hacerlo)
    7-8 el amor de a pie
    9 como el seis pero al revés
    10 soñar, que el cielo está tan cerca...

    Vamos! no seas tan dura... si entre salto y salto se te cuela la vida, si caminando también podés llegar al cielo...

    ResponderEliminar
  2. Yo creyendo que andaba flotando por las nubes y vos acá diciéndome como si tal cosa que de suavecita y etérea no tengo nada...

    ResponderEliminar
  3. Reaccioné a palabras que me resultaron por demás estructuradas, como si existiese tajate una dicotomía entre esas nubes y el polvo del suelo.
    Y justamente, quién más eterea o maciza a su antojo que esta que mora en el Jardín de los Ausentes

    ResponderEliminar
  4. Maldición, creí que los tenía engañados.
    La verdad sea dicha, intento irme flotando la mayoría de las veces, sencillamente porque no me gusta lo que la tierra, o mejor dicho, los terrestres, tienen para ofrecerme...

    ResponderEliminar
  5. Ja! si, algo engañados nos tenés. Pero bueno, tampoco te abuses...

    Y qué paradoja, no? los humanos te fastidian con lo que ofrecen, y vos regalando tus palabras

    ResponderEliminar
  6. Bueno, no hay que pagar nada para leerlas...
    Tal vez sean palabras caras para aquel que quizo jugar tu rayuela, pero un convite para todos los demás que acá leemos

    ResponderEliminar

Escucho